domingo, 22 de marzo de 2020

EL VIRUS Y LO IMPORTANTE.

Un microscópico virus ha puesto “patas arriba” toda la edificación artificial, superficial e inútil con el que “viejo capitalismo” y sus derivados y válvulas de escape nos querían “aleccionar y doblegar” con lo “políticamente correcto”. Si, esas válvulas de escape son los partidos populistas de cualquier signo, creados para encauzar a los “indignados”.
Cuando algunos, incluyendo unánimemente a la RAE, protestábamos contra la imposición “cateta” del lenguaje inclusivo, inmediatamente nos saltaban a la yugular con la socorrida y manida acusación de “facha” y/o “machista”. Con esa dictadura de lo políticamente correcto acallaban a una inmensa mayoría de ciudadanos y aterrorizaban a la casi totalidad de la “casta política”, desde la derecha hasta la extremísima izquierda.
Hace apenas semanas la mayor parte de la prensa “perseguía” a través del Océano Atlántico y hasta Madrid a una niña llamada Greta que estaba siendo utilizada por sus padres y por el lobby verde.
Solo he querido poner 2 ejemplos, de los muchos que podría, para que comprobemos que cuando se nos presenta un “problema de verdad” desaparecen todos los ficticios “fabricados” interesadamente por los grupos de intereses y de presión.
Solo los más necios, que los hay y muchos en nuestra clase política, pueden pensar que tras el virus reanudaremos todos los asuntos y presupuestos pendientes y suspendidos durante la pandemia. Yo ya les digo que están equivocados totalmente.
Este virus no solo se va a llevar por delante la salud y la vida de millares de personas. No solo se va a llevar millones de puestos de trabajo y va a empobrecer a la sociedad en general. Este virus se va a llevar por delante una forma de ser y hacer política. Nos va a cambiar el código de valores y las prioridades. Nos está mostrando cuán inútiles eran, y aún son, los planteamientos de una cohorte de nuevos políticos que en cuanto han tocado poder nos han mostrado su inmoralidad y su incapacidad. Porque cuando se pone en juego nuestras vidas, dejan de ser importantes discursos de división y “luchas de clases” trasnochadas y que solo siguen existiendo en las mentes enfermas de una minoría.
Ya he escrito lo curioso y adaptable del lenguaje de estos políticos. Ni el presidente ni el vicepresidente nos hablan de “contagiados y contagiadas”, “enfermos y enfermas”, “muertos y muertas”, en una demostración palpable de que cuando las vidas se ponen serias el lenguaje no admite frivolidades. 
Espero que a la pobre Greta no la hayan convertido en un “juguete roto”. Aunque supongo que poco les importa. Al fin y al cabo, para ellos lo único que importa es el beneficio y la manipulación que les reporte réditos electorales y cuotas de poder.
En fin, espero y deseo que cuando nos sacudamos esta pesadilla de pandemia también podamos sacudirnos esa otra enfermedad que se estaba convirtiendo en epidemia de simplicidad, vulgaridad e inoperancia, que es el populismo soez y parásito.
Luis Faraco Roldan

1 comentario:

  1. Hola Luis, como siempre muy de acuerdo en casi todo contigo, pero hago dos precisiones.

    Por una parte no sé qué forma de vida adoptaremos después de esto, desde luego será diferente, pero mucho me temo que algunos, los poderosos que no aparecen, los que siempre ganan, intentarán que de nuevo sea peor que la de antes, para así poder seguir asegurando sus ganancias, usando como arma preferida el miedo, como casi siempre. No sé cómo ni en qué formas pero no espero que nuestras vidas tengan un revolcón a mejor después de esta crisis. Espero equivocarme.

    Por otra, tú como insigne historiador sabes mejor que yo que en el siglo XXI estamos repitiendo casi de forma paralela lo que ocurrió en el mismo periodo del siglo XX y que estas circunstancias derivaron no ya en populismos con apariencia de demócratas y más o menos controlados, sino en feroces populismos dictatoriales, presuntamente de uno y otro extremo. Y digo presuntamente porque ambos son exactamente iguales, solo les separa la apariencia y la bandera en la que se envuelven.

    Un abrazo desde el pesimismo coyuntural, que no estructural, como bien sabes.

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