jueves, 3 de marzo de 2022

PUTIN Y LA HISTORIA DE PIRRO, GOBERNANTE, GENERAL Y ESCRITOR GRIEGO.


A finales del siglo IV y principios del siglo III a.C. existió en Grecia un rey (Basileus) de un pequeño reino llamado Espiro.

 

 Se trataba de un Rey con amplios conocimientos militares y un “hombre de acción”. En la península itálica, frente a su reino, se encontraba la ciudad estado de Tarento. Esa zona del sur de Italia estaba poblada por griegos que, en distintas oleadas, habían ido ocupando el sur y la zona de Sicilia, por lo que se denominaba “Magna Grecia”.

 

 En el año 281 a.C. los romanos declararon la guerra a los tarentinos, y estos pidieron ayuda a Pirro para que les enviaran a un General que dirigiera a un ejercito que se formaría con los soldados que aportarían las distintas ciudades griegas de Italia.

 

 Pirro siempre había soñado con conquistar Roma y posteriormente Sicilia y África. Era un hombre con afán imperialista, y vio en esta llamada de los tarentinos una oportunidad para lograr su sueño. Así, Pirro, preparó concienzudamente durante mas de un año la logística y reunió un poderoso ejercito, al frente del cual, se desplazó a Tarento. Lo que creyó que sería “un paseo militar” se alargó durante mas de 5 años (280-275 a.C.).

 

 La primera gran batalla fue la de Heraclea, en la que venció a los romanos, causándole numerosas bajas. Pero su propio ejercito también quedo diezmado con la perdida de gran parte de sus mejores generales y numerosas bajas en su tropa. Esta fue la primera de las llamadas “Guerras Pírricas”.

 

 Se dice que, al finalizar la batalla, el rey Pirro contempló el campo de batalla y dijo: “Otra victoria como esta, y tendré que volver a Epiro solo”. 

 

 De aquí procede la expresión, aplicada no solo a la guerra, de “una victoria pírrica”. Es decir, una victoria con tantas bajas y tan costosa, que puede terminar siendo desfavorable para el bando vencedor.

 

 Hago esta larga introducción para llegar a la actual invasión de Ucrania por parte del ejército de Rusia. Nadie tiene dudas de que hay tal desigualdad de fuerzas entre uno de los ejércitos mas potentes del mundo, el de Rusia, y el débil ejercito de Ucrania, que no hay duda de quien será el vencedor, solo se desconoce el tiempo que Ucrania podrá resistir el bombardeo continuo sobre sus principales ciudades. Y aquí es donde aparece “la clave” de esta guerra, en que los generales ucranianos no van a presentar batalla en campo abierto y están esperando a los invasores en el centro de la ciudades, donde cada edificio en ruinas es una trinchera y donde hay que conquistar calle a calle y casa por casa. Es lo que se llama una guerra de guerrilla.

 

 De eso los españoles tenemos experiencia. Cuando en 1808 el mayor ejercito del mundo, el de Napoleón, invade España, no encuentra a ningún ejercito que le salga al paso, toda vez que tanto el Rey como el heredero están en Bayona (Francia) y no existe nadie que dirija al ejercito ni a la administración. Sin embargo, en cada pueblo, en cada aldea y en cada ciudad se organizan guerrilleros de resistencia que causan numerosas bajas al ejercito regular francés, hasta el punto que se hace insoportable tanto económicamente como en perdidas humanas para este potente ejercito y acaban retirándose y vencido por el pueblo en armas.

 

 Putin tiene que aprender de Pirro frente a Roma y tiene que tomar nota, porque se puede encontrar que el coste económico y en vidas para su ejercito sean tan importante que, aunque venzan, se podría considerar “una victoria pírrica”. Pero también tendría que aprender de Napoleón en España, porque, aunque invada y se anexione la totalidad del territorio, se puede encontrar con una resistencia de la población con el apoyo internacional que le suponga una guerra de desgaste con unas pérdidas insoportables para la sociedad rusa. Porque por muy nacionalistas que sean, ninguna sociedad esta preparada para recibir cientos o miles de ataúdes con sus jóvenes en el interior.

 

“La victoria no siempre le corresponde al más poderoso.”

 

Luis Faraco Roldán.