sábado, 26 de noviembre de 2016

26 De Julio de 2008. Escrito desde Cuba

Artículo publicado en diciembre de 2007.

26 DE JULIO DE 2.008

En estos días se “celebra” el 49 aniversario de triunfo de la Revolución de Fidel Castro. El día 31 de diciembre de 1958 el dictador Batista huyó de Cuba y el 8 de enero Fidel Castro entró en La Habana. Comenzaba otra dictadura que, tras medio siglo, mantiene la misma dureza, la misma represión de las ideas diferentes, la misma pobreza, las cartillas de racionamiento, la demagogia antiimperialista, los homosexuales en la cárcel, los escritores censurados o en la cárcel y el pueblo haciendo “lo que sea” por sobrevivir.  

Yo he estado en varias ocasiones en Cuba y no he conocido a ningún comunista. Estando en Cuba y hablando con los cubanos se me viene a la cabeza nuestro largo régimen Franquista, aunque nuestra dictadura “solo” duró 36 años y la cubana va para 50. Aquí Franco igual que en Cuba, Fidel, llegaron al poder para solucionar la vida a los ciudadanos y se convirtieron en el mayor problema a resolver. Castro, como Franco, son gallegos, los dos renegaron de sus padres y por resentimiento se alinearon con ideas contrarias a sus progenitores. Castro, hijo de un latifundista gallego, llegado a Cuba en 1898, nación en la provincia de Holguín en 1.926. Su padre se casó y tuvo dos hijos de ese matrimonio. Se enamoró de una de sus jovencísimas sirvientas, llamada Lina Ruz, con la que tuvo otros 7 hijos, entre ellos Fidel. Ángel Castro (su padre) era cruel con sus trabajadores y recto con sus hijos pero se esmeró en darle la mejor educación posible. Fidel estudió con los jesuitas y después en la Universidad de La Habana, se casó con 22 años con una compañera de estudios y rica heredera, tan próxima al dictador Batista que este le entregó como regalo de boda un cheque para que viajaran de luna de miel a EEUU. Casualidades de la vida, en ese viaje a Norteamérica compro su primer libro de Lenin. De todas formas, su inclinación comunista le vino bastante después, en su época de Sierra Maestra era un católico ferviente y solía llevar al cuello un enorme crucifijo, según me dijo un antigüo revolucionario que combatió por la libertad y que se sintió defraudado a los pocos años del triunfo.

Tanto Franco como Fidel no tenían una ideología definida y fue después de llegar al poder cuando utilizaron ideas ajenas para tener el respaldo de un partido que convertirían en “el partido”. Franco utilizó a la Falange y Castro el Partido Comunista.

Casualmente hoy, mientras escribo este artículo acabo de leer unas declaraciones de Fidel muy esclarecedoras sobre su drama personal y el de Cuba. Dice que se “aferró al poder por exceso de juventud y escasez de conciencia” y además que “iba saliendo de mi ignorancia y me convertí en socialista utópico”. No os podéis imaginar cuanto me alegra leer esto de la propia pluma del dictador cubano, porque me temía que los que defienden el régimen ciegamente me criticarían y descalificarían estas ideas. Supongo que a pesar de todo lo harán y a mí me dará lo mismo porque no hay peor ciego que el que no quiere ver. Yo no entiendo cómo se pueden defender las libertades en Europa y respaldar una dictadura en América, como se pueden defender los derechos de los homosexuales y respaldar un régimen que persigue y encarcela a los que lo son. También en esto, en la homofobia, son idénticos los dos gallegos, Fidel y Franco. Sería fácil seguir haciendo un paralelismo entre estos personajes, pero es innecesario, la conclusión más simple es que las dictaduras son dictaduras y no son ni de derechas ni de izquierdas.

Los que vivimos en Europa, en esta Europa capitalista, deberíamos dejarnos ya de hacer revoluciones y experimentos en países pobres y hacer que esos pueblos consigan las cotas de bienestar que aquí hemos conseguido. Ya bastante daño les hicimos en la época colonial, destruyendo sus culturas, robándoles sus riquezas, imponiéndoles nuestra religión y demás barbaridades como para que ahora nuestra hipócrita progresía quiera proyectar en esos mismos países sus complejos, odios y resentimientos de burgueses fracasados. Cuando veo a los intelectuales españoles que han asesorado a Chávez para hacer la constitución comunista, que afortunadamente el pueblo venezolano ha rechazado,  no tengo más remedio que sentir lástima de este Gorila dictador. No podía haber escogido a peor calaña.

El mejor sistema para proporcionar felicidad a los pueblos es la democracia y a estas alturas está demostrado que no puede existir libertad si no es total. Tiene que haber libertad de expresión, de prensa, de empresa y sobretodo libertad individual. Cuanto más Estado, peor Estado. Tiene que existir un Estado suficiente pero no excesivo. Tiene que cubrir las necesidades básicas de sanidad, educación, seguridad ciudadana, defensa y relaciones exteriores, lo demás, salvo alguna excepción, es más eficaz y económico el servicio prestado por la iniciativa privada. Esta es una realidad que saben perfectamente nuestros “progres” y que se benefician de ella, en la comodidad del Estado del Bienestar europeo. Si los ciudadanos de esos países arriesgan sus vidas por venir a trabajar aquí es por algo. Ayudémosles a progresar en sus países de origen o aceptemos la invasión migratoria inevitable. Este mundo es de todos y todos tienen derecho a ser felices o, al menos, a buscar la felicidad.

Para terminar, solo quiero decir que este articulo lo he titulado con una fecha porque estoy convencido que es la fecha elegida por Fidel Castro para liberar a Cuba de sí mismo.

LUIS FARACO ROLDÁN