El Ministerio de Defensa ha denominado a la operación o “guerra” de confinamiento contra el COVID19 como “Operación Balmis”.
Pero ¿quién fue Francisco Javier Balmis?. Fue un médico militar alicantino, nacido en 1753 y cirujano de Carlos IV. Se especializó en la investigación de enfermedades venéreas. Difundió en España la vacuna contra la viruela, descubierta por el inglés Jenner.
En 1803 el Rey decidió realizar la «Real Expedición Filantrópica de la Vacuna». Según Voltaire, en aquella época, «al menos un 60% de la población estaba afectada por la enfermedad y un 20% moría a causa de la misma». En aquella época, los mayores avances científicos sobre inoculación se desarrollaban en el Imperio Otomano. Con esos conocimientos, el médico inglés Jenner observó que las lecheras que alguna vez se habían infectado con la «viruela bovina» no se infectaban luego con la «viruela humana». Esta viruela que afectaba a las vacas era menos intensa que la que afectaba a los humanos. Combinando sus observaciones con los adelantos en inoculación de los otomanos, el doctor decidió hacer experimentos con humanos. Tal era la mortandad que causaba la viruela que poco importaba que en dichos experimentos muriesen algunos mas.
El trabajo consistió en utilizar a una mujer que se había infectado con el pus de las ampollas de una vaca. Raspó las pústulas (bolsitas de pus) de la señora y ese líquido lo untó en los brazos de un niño. Le inoculó el virus, en su versión menos agresiva (bovino) y con ello, el niño se inmunizaba frente a la versión mas agresiva. Era el año 1796. Fue Pasteur quien, en 1881, propuso la denominación de «vacuna», por el origen del animal, la vaca, y en homenaje al Dr. Jenner.
Volviendo a la Expedición Filantrópica española, de 1803. Nos encontramos con el problema de cómo trasladar la «vacuna» desde España a América y las Islas Filipinas, ya que el problema era que el virus solo sobrevivía unos días inoculado, al no tener sistema de refrigeración. Y aquí aparece “el loco” de Balmis con una idea que los demás médicos de la Corte calificaron de descabellada e irrealizable. Balmis convenció al Rey, muy sensibilizado por haber perdido una hija por esta causa (la Dama Negra o viruela) y decidió financiar la expedición que debía llevar la cura a los demás continentes. Asistido por una mujer, que también pasaría a la Historia, llamada Isabel Zelanda, embarcaron en La Coruña con 22 niños huérfanos. A estos niños se les llamaría los «niños vacuna» porque conformarían una «cadena humana». Hay que tener en cuenta que el periodo de incubación de la enfermedad era de 10 días. Así que cada 10 días se inoculaba la enfermedad a dos niños (por si alguno moría que no se rompiera la cadena). Consiguieron llegar y una vez en América comenzaron lo que se llamaron las «brigadas sanitarias», vacunando e instruyendo a los médicos, tanto de las colonias españolas como las del resto de países europeos. Los niños, menos uno que falleció, fueron adoptados por familias mexicanas. Seguidamente, continuaron la experiencia hacia Filipinas, con otros 26 huérfanos reclutados de orfanatos americanos. Consiguiendo de esta forma erradicar la viruela en todo el mundo.
Hasta aquí la Historia, desgraciadamente desconocida para todo el mundo, incluso para los españoles.
¿Qué enseñanza se puede sacar de esta Expedición?. En primer lugar que en momentos de gran incertidumbre y dramatismo siempre aparece el genio y la grandeza humana para traernos una solución. Yo añadiría que frente a los que hoy en día ejercen presión para que nadie hable ni cuestione las decisiones de los «expertos» ni las del gobierno, decirles que si Balmis se hubiese dejado intimidar por la «comunidad científica» y si Carlos IV no se hubiese arriesgado en una empresa incierta, aquella pandemia que asolaba al mundo entero desde hacia siglos, no se hubiese atajado de la forma en que se hizo, sirviendo además como ejemplo de otras «expediciones científicas» que a lo largo de todo el siglo XIX se prodigaron por parte de todos los países avanzados de la época.
Es curioso que es a través de la sangre de aquellos niños como se logró aquella hazaña. Igual, ahora también esta la solución en el plasma y los anticuerpos de los que han superado la enfermedad, obteniéndose un «virus atenuado» que sirva como vacuna universal.
Finalmente algunos datos económicos de la actualidad. El pasado mes de mayo, el magnate George Soros invirtió la nada despreciable suma de 42,75 millones de dólares en una poco conocida empresa catalana-española: Grifols. https://www.lavanguardia.com/economia/20190523/462420085649/george-soros-grifols-cataluna-inversion-empresa.html
En esta misma noticia, cuyo enlace adjunto, ya se decía que estaban en conversaciones con una empresa china para que también entrara en su accionariado, hecho que se ha confirmado hace solo unos días, ayer mismo aparecía en la prensa la noticia de que Grifols se convertía en el mayor accionista de la empresa china Shanghái Raas. (también adjunto enlace). https://www.lavanguardia.com/economia/20200327/48112766355/grifols-shanghai-raas.html
¿Saben ustedes a que se dedica Grifols?. Es el mayor fabricante mundial de «plasma sanguíneo». Y ya solo faltaría una pata para el banco, que también los EEUU estuvieran en el negocio de Grifols. Y, efectivamente, hace solo unos días han firmado un acuerdo para investigar una posible vacuna con plasma sanguíneo a partir de enfermos «curados» y que habían sido afectados por el COVID19. (Adjunto enlace a la noticia). https://www.expansion.com/empresas/2020/03/25/5e7bb9cd468aebf4458b45d9.html
Hay mucha gente “haciéndole la ola” a los gobiernos para que nadie piense ni hable. A mi no me extraña, no hay nada que produzca mas miedo a los gobiernos que la «Libertad de Pensamiento», leed la Historia.
«La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido». Voltaire.
Luis Faraco Roldán