sábado, 2 de julio de 2016

EL FINAL DE “LA NUEVA POLITICA”.

 Ya son todos viejos. Eso es lo que tiene de malo enarbolar como fortaleza “el tiempo” o la carencia de él, la juventud. Porque el tiempo pasa y nos deja sin fortalezas y con las vergüenzas al aire.
 Hay un dicho muy antiguo que dice que “la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo”.  Y en este país donde se jubilan a los trabajadores con poco mas de 50 años, porque ya están viejos, imaginad lo poco que dura joven un líder o una organización política.

 Además, en solo un año de experiencia de gobierno municipal o en cinco meses de experiencia parlamentaria, hemos tenido tiempo de comprobar que todo era una mentira, “un postureo”, que se dice ahora. Y no me refiero solo a Podemos, también a Ciudadanos y, en parte, a la nueva dirección del PSOE que ha cometido un “parricidio político” queriéndose desvincular de mas de 130 años de historia (con luces y sombras, como corresponde a una vieja organización).

 La primera carta de presentación del partido morado fue catalogar, descalificando a todos, de “casta”. Nos presentaban una organización alternativa y transversal (hay que reconocerles la capacidad de buscar nombras sin decir nada), nacida de las plazas y de la “indignación” del 15M. Quisieron aprovechar ese aire nuevo juvenil y popular y hacer una mezcla con el “bolivarismo-iraní” financiados con petrodólares de la empresa PDVSA y con dinero del ALBA chavista. Inicialmente coló y arrastró a las urnas (hay que agradecérselo) a un enorme colectivo de jóvenes y desencantados que se habían instalado en la abstención. Crearon, a imagen y semejanza, de Venezuela “los círculos” (especie de asambleas) con participación de gentes de cualquier procedencia. Pero pronto se descubrió la mentira y la manipulación del sistema. Se daban de alta, con documentos falsos, militantes y simpatizantes para votar por internet, manipulando de esta forma el resultado “pseudodemocrático”. Se eligieron unos órganos directivos, “nominados dedocráticamente” por el líder supremo. Pronto se dieron cuenta, algunos, que esta nuevo Pablo, mas que Iglesias parecía Guerra. Y que el que se movía no salía en la foto.

 Tras las elecciones del 20D, pudimos ver al líder supremo autoproclamarse vicepresidente del gobierno y “nombrar” a sus ministros en ese gobierno. Y, para sorpresa general, ninguno de los ministerios “ocupados” tenia carácter social. Su pretensión era controlar el ejercito, la policía, la guardia civil, los espías, etc.… nada de creación de puestos de trabajo, educación, sanidad, mujer y demás “ministerios marías”.

 El otro partido “nuevo” (Ciudadanos) mas de lo mismo y peor. Criticaban a todo el mundo que “antepusieran los sillones al programa” y lo primero que plantea, como “línea roja” es que Rajoy (ganador de las elecciones) tiene que abandonar el sillón. Planteaban que propiciarían que gobernase la lista mas votada y, en una noche, firman un “pacto de perdedores” entre el segundo y el cuarto partido en esas elecciones y, patéticamente enfadado, porque el primero y el tercero no respaldaban ese acuerdo para que ellos ocupasen los sillones. O son muy rápidos negociando y transcribiendo o el pacto estaba ya redactado por alguien y solo había que escenificar el abrazo y la firma.

 Hay un quinto partido protagonista en esta historia de viejos y jóvenes, el Partido Comunista (con su franquicia IU). Curiosamente dirigido por un “joven político” de nombre Garzón (muchacho en francés). Este va a pasar a la historia por haber “pulverizado” una organización política, referente en los libros de historia, por su pragmatismo durante la “transición política”. Yo les recomendaría que volvieran a escuchar aquellos mítines de 1.977, en los que Carrillo, Pasionaria, Alberti, Tamames, Sartorius, Sánchez Montero o, el onubense, Francisco Romero Marín nos dieron una lección de política “nueva”, de superación de viejos clichés, de integración transversal. Recuerdo personalmente un mitin del PCE, mientras intervenía Santiago Carrillo, unos jóvenes sacaron una enorme bandera republicana, entre grandes aplausos de los asistentes. Santiago interrumpió su discurso para decir: “ningún trapo morado merece la sangre de un solo español mas”. Se hizo un silencio sepulcral y desapareció la bandera.

 Los pueblos, a veces, tienen la suerte de disfrutar de lideres que los guían a destinos triunfantes y otras veces, como ahora, tenemos unos “peleles” prefabricados por los medios de comunicación y por los poderes facticos, de uno y otro signos, que cuanto mas maleables y menos formados estén, mejor. De esa forma son mas fácilmente utilizables para los fines espurios que persiguen sus creadores y financiadores.

 El 26J ha sido el día de las elecciones del “fin de la inocencia”. Ni Podemos podía llegar mas alto, ni España caer mas bajo. A partir de ahora, solo podemos subir. Hemos tocado fondo en casi todo: en economía, en moralidad, en corrupción, en liderazgo.

 Independientemente  de lo que suceda, a la hora de formar nuevo gobierno, hemos asistido al final de una época. En próximo comicios electorales veremos caras nuevas en casi todos los partidos políticos. Al igual que Sócrates, estos “jóvenes lideres”, están condenados a beber la cicuta, su propia cicuta y desaparecer de la vida pública. No han estado a la altura de la Historia, nadie los recordará en poco tiempo. “Sonrían ustedes”, no perdemos nada, solo nos queda ganar, a todos.

“La política es el campo de trabajo para ciertos cerebros mediocres”. Friedrich Nietzsche