sábado, 25 de mayo de 2019

LOS «PATA NEGRA» Y EL MARXISMO (DE GROUCHO).

 En política y sobre todo en la local, es muy común lo que decía Groucho Marx «estos son mis principios, si no te gustan, tengo otros».
 Si volvemos la vista atrás 8 años y vemos donde estaban y cual era el discurso de nuestros candidatos de hoy comprobaremos que mas que cambio, son metamorfosis lo que han sufrido algunos.
 Veamos, algunos de defender el socialismo y al PSOE, como si fueran su madre, han pasado a criticarlo y a desearle todos los males del mundo. Y todo, por algún que otro sueldo para su esposa y algún que otro contrato para su cuñado. Porque este sigue siendo un país que mas que el «nepotismo»[i]lo que existe es el «cuñadismo» y la poca vergüenza.
 ¿Dónde están aquellos discursos donde se llenaba la boca de «memoria histórica» y de izquierda a ultranza?. Ahora resulta que es de «ideología transversal» y no se le pregunta a nadie cuales son sus ideas. Ahora resulta que han conformado una lista con gentes procedentes del PP, del PSOE, del Transfuguismo mas deleznable y algunos jóvenes engañados. Todo un gazpacho para confundir al electorado y asegurarse el voto de familiares y amigos de esos ingenuos que creen que van a hacer ahora lo que no han podido, querido o interesado hacer desde 1.987. Si señor, porque esos que se presentan como «el futuro» son profesionales de la política y han vivido de ella desde hace 32 años y ahora echan de menos los sueldos, los privilegios, las ventas de cuadros y que les suene el teléfono. Vamos, como los toreros que, tras cortarse la coleta, vuelven una y otra vez «por necesidad» de mantener el nivel de vida y el status. El olor es nauseabundo. El olor a odio, a resentimiento y a venganza lo impregna todo y la pestilencia es del mismo volumen que la inmoralidad del y/o de los personajes. 
 Otra cuestión, no menos importante, es el «quienes están por detrás», porque una campaña con un gasto de muchas decenas de miles de euros no puede ser sufragada por la voluntariedad de unos candidatos, en muchos casos insolventes. Todos intuyen y muchos saben quienes son los «empresarios y especuladores» que consideran este gasto como una inversión súper rentable y de la que esperan recuperar lo invertido «multiplicado» por muchos dígitos. Ojalá les suponga una inversión ruinosa y el pueblo no se deje engaña, una vez mas por los mismos.

 En el otro lado del espectro también había muchos «pata negra» me estoy refiriendo al Partido Popular. Aún recuerdo aquellos que, tras conseguir la alcaldía, gracias a la unión de muchos esfuerzos y de muchas fuerzas, de distinto origen, pero con un solo fin, como era desalojar al «Tirano», esperaban acceder a los puestos y privilegios de los que habían gozado los «súbditos del Tirano». Esos que creían que esto iba de «quítate tú que me pongo yo». Esos que decían «pero quienes son esos de los que se ha rodeado nuestro alcalde y no se ha rodeado de nosotros, a los que el pueblo ha votado». Esos que, a la mínima, o a la primera de cambio, conspiraban contra sus propios compañeros y su propio partido, esos que se creían tocados por el dedo divino de la democracia para seguir haciendo lo mismo que se había hecho durante los veinte años anteriores, esos a los que no le importaba nada que continuaran los mismos «enchufados del régimen anterior» con tal de que yo y mis mas próximos pudiésemos acceder a las migajas del poder. ¿Saben ustedes donde están ahora?. Pues es fácil, en las listas de VOX, en la lista de Ilusiona o colaborando con ellos y, en general, igual que en el caso anterior, torpedeando y destruyendo las siglas de las que se creían propietarios exclusivos y «los pata negra».
 Bueno, como hoy es la «jornada de reflexión», previa a las elecciones municipales, europeas y autonómicas, estoy cumpliendo con mi deber de reflexionar, en este caso en voz alta, pero, como marca la Ley, sin pedir el voto para nadie. A buen entendedor con pocas palabras le bastan.

«El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión.»






[i]nepotismo
Del lat. nepos, -ōtis 'sobrino', 'descendiente' e -ismo.
1. m. Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos.