sábado, 11 de junio de 2016

GASTO PUBLICO Y ELECCIONES GENERALES.

 En época electoral todos los partidos prometen hasta lo que saben que no pueden cumplir. Ya en los años 80, el “viejo profesor” Don Enrique Tierno Galván decía aquello de que “los programas electorales se hacen para incumplirse”  y desde entonces, la realidad solo ha hecho confirmar sus palabras.

 Pero, al hilo de la campaña, y no siendo hipócritas habría que hacer una revisión de lo sucedido en estos 10 años aproximados de crisis económica. Es verdad que había que poner freno al despilfarro descontrolado en el que todos, administraciones, empresas y ciudadanos, nos habíamos embarcado desde que se iniciara el boom económico-inmobiliario, desde 1.997.  También es verdad que ningún país, ni ninguna empresa, se puede permitir gastar mas de lo que ingresa durante un tiempo indefinido, porque eso nos conduce ineludiblemente a la bancarrota, la miseria y todos los males que se derivarían de una situación así (inseguridad, corrupción generalizada, economía sumergida, incumplimientos fiscales). Prácticamente eso nos conduciría a un “Estado fallido”, con las consecuencias que eso tendría, sobretodo en las clases mas desfavorecidas.

 En estos momentos estamos asistiendo a una doble realidad europea. Por un lado, los países del centro de Europa han sorteado la crisis y tienen en estos momentos unos superabits enormes (Alemania, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, etc.), los países del norte (Suecia, Noruega, Dinamarca, etc.) con unos grandes desequilibrios, aunque con unas reservas importantes por el ahorro que sus sistemas de previsión habían realizado en la época expansiva y, por último, los países del sur mas Irlanda, con unos déficits importantísimos y, lo que es peor, con un endeudamiento exterior galopante, endeudamiento financiado, principalmente, por esos países del centro y del norte.

 Así las cosas, nuestros acreedores y socios, nos exigen medidas de austeridad y ahorro que les garanticen el cobro de sus inversiones, por otro lado, los países del sur están en un circulo vicioso, porque si no invierten (administraciones y empresas) difícilmente van a incrementar sus ingresos, si no aumentan sus ingresos no pueden reducir su enorme paro, si no reducen el paro tienen que destinar cada vez mas “gasto publico” al pago del desempleo, si no se reduce el desempleo no puede aumentar el gasto interno y, sobretodo el comercio minorista, se resiente, teniendo que cerrar y despedir obreros que engrosas las cifras de paro y vuelta a empezar. También hay que tener en cuenta que si se contiene el gasto social en el apartado de las coberturas del desempleo, independientemente de las consecuencias económicas, aparece un nuevo fenómeno que interfiere en todos los demás, la conflictividad social y la indignación.

 Yo creo sinceramente que ha llegado el momento de que Europa se replantee las políticas económico-sociales, que abandone el llamado austericidio y que estudie la forma de dinamizar las economías del sur de Europa. Ya no cuela la vieja distribución de la economía en la que a los países del sur nos “tocaba” ser los camareros y “enfermeros” mal pagados de Europa, mientras en el norte y centro se establecían las grandes industrias y redes comerciales que aportaban “valor añadido” a los productos básicos y materias primas producidos en el sur o importados del “tercer mundo”. Ni el “tercer mundo” ni nosotros vamos a seguir soportando ese “destino cruel e inevitable” que en su día decidieron por y para nosotros.

 “La pobreza es la peor forma de contaminación,” proclamó Indira Gandhi ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo en 1972. “Eliminar la pobreza sería una de las mejores formas de protección medioambiental”. Estas palabras, visionarias, primero sorprendieron y luego sobrecogieron al mundo. Ahora ocurre igual, la mejor forma de acabar con la pobreza que amenaza la estabilidad de Europa, de su moneda y de sus instituciones es eliminar o reducir decididamente la desigualdad entre unos países y otros, pues sus ciudadanos no tienen la culpa de que en unos sitios tengan mas y mejores puestos de trabajo, mas y mejores plazas escolares, mas y mejores hospitales, etc.… Si formamos parte de una misma realidad política y administrativa, llamada Europa, tenemos que hacerlo con todas las consecuencias. No hace mucho, todos nosotros tuvimos que hacer sacrificios para ayudar a nuestros hermanos alemanes a integrar a la antigua Alemania comunista que, como todos aquellos países estaban en la mayor de las ruinas, y lo hicimos sin exigir nada a cambio. Ahora es Alemania y otros países los que tienen que ser solidarios y establecer un plan de inversiones que dinamicen las economías del sur y palien las enormes desigualdades creadas por esta crisis, importada como casi todas.

Debemos aprender a vivir juntos como hermanos o vamos a perecer juntos como tontos.-Martin Luther King


LUIS FARACO ROLDÁN