En época electoral todos los partidos prometen
hasta lo que saben que no pueden cumplir. Ya en los años 80, el “viejo
profesor” Don Enrique Tierno Galván decía aquello de que “los programas electorales se hacen para incumplirse” y desde entonces, la realidad solo ha hecho
confirmar sus palabras.
Pero, al hilo de la campaña, y no siendo hipócritas
habría que hacer una revisión de lo sucedido en estos 10 años aproximados de
crisis económica. Es verdad que había que poner freno al despilfarro
descontrolado en el que todos, administraciones, empresas y ciudadanos, nos
habíamos embarcado desde que se iniciara el boom económico-inmobiliario, desde
1.997. También es verdad que ningún
país, ni ninguna empresa, se puede permitir gastar mas de lo que ingresa
durante un tiempo indefinido, porque eso nos conduce ineludiblemente a la
bancarrota, la miseria y todos los males que se derivarían de una situación así
(inseguridad, corrupción generalizada, economía sumergida, incumplimientos
fiscales). Prácticamente eso nos conduciría a un “Estado fallido”, con las
consecuencias que eso tendría, sobretodo en las clases mas desfavorecidas.
En estos momentos estamos asistiendo a una
doble realidad europea. Por un lado, los países del centro de Europa han
sorteado la crisis y tienen en estos momentos unos superabits enormes
(Alemania, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, etc.), los países del norte (Suecia,
Noruega, Dinamarca, etc.) con unos grandes desequilibrios, aunque con unas
reservas importantes por el ahorro que sus sistemas de previsión habían
realizado en la época expansiva y, por último, los países del sur mas Irlanda,
con unos déficits importantísimos y, lo que es peor, con un endeudamiento
exterior galopante, endeudamiento financiado, principalmente, por esos países del
centro y del norte.
Así las cosas, nuestros acreedores y socios,
nos exigen medidas de austeridad y ahorro que les garanticen el cobro de sus
inversiones, por otro lado, los países del sur están en un circulo vicioso,
porque si no invierten (administraciones y empresas) difícilmente van a
incrementar sus ingresos, si no aumentan sus ingresos no pueden reducir su
enorme paro, si no reducen el paro tienen que destinar cada vez mas “gasto
publico” al pago del desempleo, si no se reduce el desempleo no puede aumentar
el gasto interno y, sobretodo el comercio minorista, se resiente, teniendo que
cerrar y despedir obreros que engrosas las cifras de paro y vuelta a empezar. También
hay que tener en cuenta que si se contiene el gasto social en el apartado de
las coberturas del desempleo, independientemente de las consecuencias
económicas, aparece un nuevo fenómeno que interfiere en todos los demás, la conflictividad social y la indignación.
Yo creo sinceramente
que ha llegado el momento de que Europa se replantee las políticas
económico-sociales, que abandone el llamado austericidio
y que estudie la forma de dinamizar las economías del sur de Europa. Ya no
cuela la vieja distribución de la economía en la que a los países del sur nos
“tocaba” ser los camareros y “enfermeros” mal pagados de Europa, mientras en el
norte y centro se establecían las grandes industrias y redes comerciales que
aportaban “valor añadido” a los productos básicos y materias primas producidos
en el sur o importados del “tercer mundo”. Ni el “tercer mundo” ni nosotros
vamos a seguir soportando ese “destino cruel e inevitable” que en su día
decidieron por y para nosotros.
“La pobreza
es la peor forma de contaminación,” proclamó Indira Gandhi
ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo
en 1972. “Eliminar la pobreza sería una de las
mejores formas de protección medioambiental”. Estas palabras, visionarias,
primero sorprendieron y luego sobrecogieron al mundo. Ahora ocurre igual, la
mejor forma de acabar con la pobreza que amenaza la estabilidad de Europa, de
su moneda y de sus instituciones es eliminar o reducir decididamente la
desigualdad entre unos países y otros, pues sus ciudadanos no tienen la culpa
de que en unos sitios tengan mas y mejores puestos de trabajo, mas y mejores
plazas escolares, mas y mejores hospitales, etc.… Si formamos parte de una
misma realidad política y administrativa, llamada Europa, tenemos que hacerlo
con todas las consecuencias. No hace mucho, todos nosotros tuvimos que hacer
sacrificios para ayudar a nuestros hermanos alemanes a integrar a la antigua
Alemania comunista que, como todos aquellos países estaban en la mayor de las
ruinas, y lo hicimos sin exigir nada a cambio. Ahora es Alemania y otros países
los que tienen que ser solidarios y establecer un plan de inversiones que
dinamicen las economías del sur y palien las enormes desigualdades creadas por
esta crisis, importada como casi todas.
Debemos
aprender a vivir juntos como hermanos o vamos a perecer juntos como
tontos.-Martin Luther King
LUIS FARACO ROLDÁN