Ayer vi como una persona, conocida desde mi infancia, muy identificada con la izquierda política, se atrevió a publicar en Facebook una crítica a Pablo Iglesias:
«Con más de 18.000 muertos y a algunos ministros les importa un huevo y se preocupan, no de salvar vidas, sino de celebrar la II República, ole tus cojones Pablo Iglesias, así se lleva un país adelante, arrastrando muerte y miseria y viviendo en el pasado. Como tu y la cajera tenéis de todo, a los demás que nos den por culo.
Ahora es cuando me has convencido».
Ahora es cuando me has convencido».
De inmediato, se abalanzaron contra ella, como una jauría de lobos hambrientos los “guardianes de la fe y del dogma” izquierdista y pro gubernamental, en un intento de ridiculizar lo que simplemente era una opinión libre y sentida. Pero para estas kamikazes el único objetivo era conseguir la rectificación, el arrepentimiento y un acto público de “contrición” y, finalmente la eliminación de ese “libre pensamiento” que iba contra la ortodoxia imperante.
Lo primero que tengo que hacer es felicitar a la protagonista de tamaña gesta en los tiempos que corren, con la que me siento plenamente identificado. Pero acto seguido me vino a la cabeza un libro, publicado en 1977 por Elisabeth Noelle-Neumann: La Espiral del Silencio.
En este estudio la autora nos viene a decir que la mayoría de la gente adapta su discurso e incluso su opinión a “la idea predominante” en la sociedad en que se encuentra. Es una forma de conseguir la aceptación social y evitar ser señalado, atacado y menospreciado por emitir opiniones “propias” diferentes a las “impuestas a la sociedad”, lo que hoy se denominaría “políticamente correcto”. Y ¿quién impone esta idea o conjunto de ideas dominantes?. Pues fundamentalmente los medios de comunicación y más específicamente las televisiones.
Esta es una teoría que se estudia en Facultades de Ciencias Políticas, Sociología y Periodismo. Si tenemos en cuenta la formación académica de los actuales dirigentes de Podemos, no es de extrañar que, ya desde hace 5 años, Pablo Iglesias reclamara para sí el control de Radio Televisión Española y del C.N.I. (Centro Nacional de Inteligencia). Con estos dos órganos se garantizaba la “fabricación y difusión” de las “ideas dominantes” y con el C.N.I. espiaba a la totalidad de la población y, mas importante aún, se enteraba de que o a quien estaban “espiando” estos organismos a los que antes denominaba “las cloacas del Estado”.
En virtud del pacto con Pedro Sánchez, tras obtener el peor resultado desde su fundación en 2014 (pasó de 69 escaños en 2015 a 32 en 2019), con una caída del 54% en el numero de escaños en solo 4 años, a pesar de haber absorbido al Partido Comunista y resto de partidos de Izquierda Unida, se hacía con la Vicepresidencia “social” y con RTVE y el C.N.I. (mediante Decreto Ley, aprovechándose del Estado de Alarma impuesto), además de controlar a los medios “privados” embadurnándolos con “dinero público”, como es escandalosamente patente en estos momentos. Principalmente con la totalidad de televisiones, a las que ha repartido 15 millones de euros, directamente, aparte contratos de publicidad, etc..
Una vez controlados los medios de comunicación, comienza a imponerse “la espiral del silencio”. Los que defienden opiniones “aparentemente minoritarias” (los medios repiten y magnifican unas y esconden otras) caen en la espiral del silencio por miedo a significarse públicamente. Ellos mismos se callan y ocultan sus ideas y opiniones. Por el contrario, la corriente “aparentemente dominante” cuenta con adeptos que no ocultan su adhesión públicamente. La teoría, nos dice su autora, parte del principio psicológico del “miedo al aislamiento”. De esta forma, mediante la espiral, se incita a otros individuos a seguir la opinión mayoritaria y aceptada socialmente, al mismo tiempo que imponen el rechazo a la opinión contraria o “diferente”. Solo los “duros de espíritu” persistirán en su opinión.
En definitiva, lo que persigue la espiral es el silenciamiento de las opiniones molestas para quienes controlan e imponen “la moral dominante”, aunque nos parezca algo muy anticuado, al fin y al cabo una de las fuentes de inspiración es Nicolás Maquiavelo y su idea de que “el fin justifica los medios”. Así, es fundamental ejercer una presión tiránica sobre los “individuos fuertes” y nada mejor que propiciar que esa presión la ejerzan amigos y familiares próximos. Todos hemos escuchado de nuestras madres y seres queridos aquello de “no te señales”, “¿tu que necesidad tienes?”, “cállate y no te signifiques”, etc. etc.
Lógicamente, esta teoría se lanzó en un momento en el que no existían las redes sociales. Esa sería la carencia que se le podría objetar. Por eso, para nuestro gobierno, como cualquier otro obsesionado con el control de la información y la “fabricación de la verdad”, es muy importante controlar las redes de una forma sutil y con esas mismas armas “espirales”. Así, vemos como se califica como “bulo” todo aquello que le resulte incómodo. Para ello se crean “empresas” encargadas de decidir lo que es y lo que no es un bulo y que, casualmente, nunca analizan ni califican las informaciones procedentes de medios afines al gobierno o las afirmaciones del propio gobierno, para quien trabajan. Y en esas están. Se crean especies de “observadores chivatos” al servicio de la causa, como los CDR`s cubanos, esos que vigilan a los “desviados” y a los que se atreven a cuestionar las consignas oficiales. Y para mí lo mas incomprensibles es que a esta “causa” se presten personas y “personajillos” a los que se les supone un cierto nivel intelectual y de formación. Personas que, aún formando parte de la clase privilegiada burguesa, se transmutan en defensores del “proletariado”, con el que no tienen el mas mínimo roce, ni la mas mínima identificación, en un afán por hacerse perdonar “no se qué pecados” personales y familiares.
Esto me recuerda cuando a finales de los “noventa”, la pequeña burguesía intelectual venezolana respaldó al “militar golpista” Chávez, como forma de hacerse perdonar el haber formado parte de los que se habían aprovechado del Régimen democrático y corrupto, encabezado en primera instancia por el socialista Carlos Andrés Pérez, (destituido por una acusación judicial irregular) y posteriormente por Rafael Cardera (este indultó a Chávez, condenado por el Golpe de Estado de 1992). Respaldaron a un “golpista con piel de cordero” y todavía hoy ellos, toda América y España lo estamos lamentando.
Es muy importante “no callarse”, pensar libremente y manifestar la discrepancia. Solo así se puede romper y vencer la «ESPIRAL DEL SILENCIO» con la que nos quieren subyugar con la complicidad de muchos. Solo así salvaremos el régimen democrático y de Libertad que consagra nuestra Carta Magna.
«¡Basta de silencios!¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!» _Santa Catalina de Siena.
Luis Faraco Roldán