viernes, 18 de enero de 2019

TASA TOBIN. OTRO IMPUESTO MAS A LOS POBRES QUE LOS SOCIALISTAS VENDEN COMO LO CONTRARIO.

 En el Consejo de Ministros de hoy, nuestro querido gobierno, acaba de aprobar dos nuevas tasas (tasa Google y tasa Tobin) que están vendiendo a bombo y platillo como la panacea. Vamos, como si fueran unos «Curro Jiménez» que van a asaltar a los ricos para repartírselo a los pobres. Lo malo es que muchos pobres se lo creen y lo peor es que el propio gobierno se lo cree.
Sobre la primera de esas tasas, un impuesto digital a los grandes operadores de internet, nos dicen que van a recaudar 1.200 millones de euros y que somos los primeros en Europa en imponerlo. Pues bien, lo primero que han conseguido es que Google, que iba a montar un centro tecnológico en España se lo lleve a Portugal y, aparte de una importante inversión económica, hemos perdido 2.000 puestos de trabajo. ¡Inteligente forma de combatir el desempleo! Después de esta «deslocalización» otros operadores irán detrás.
         La otra innovadora imposición es la llamada «Tasa Tobin» que grava las operaciones en bolsa. Nuestro amado gobierno nos «vende la burra» de que con esta nueva imposición van a recaudar 850 millones de euros que piensan destinar a cubrir el déficit de las pensiones. Además, nos dicen que este impuesto, también, lo van a pagar los grandes capitalistas y especuladores de la bolsa española.
          Veamos, el resultado de la aplicación de esta tasa, ya lo anticipo, va a ser un estruendoso fracaso y una ruina económica para las arcas del Estado. En primer lugar, los grandes fondos de inversión internacionales, poseen un 46% de las acciones de la Bolsa española, según datos publicados por la empresa gestora de Bolsas y Mercados. Este dato es a 31-12-2017, en estos momentos, previsiblemente ese porcentaje supere el 50%. Ante una previsible reducción de estas inversiones, el valor de cotización de nuestras acciones bajará y, consecuentemente, esa tasa prevista del 0,2% recaudaría mucho menos de lo previsto. 
          Pero, ese no es el único problema. Como ya he dicho, los grandes inversores no tienen ningún problema en llevarse sus inversiones a otros mercados con mejor tratamiento fiscal y mayos seguridad jurídica. A ninguno le gusta estar en un mercado donde las decisiones importantes las toma un partido anti sistema y neo comunista como Podemos, al que un presidente «cautivo» hace seguidismo sin parpadear. ¿Quiénes son los que van a pagar esa tasa, al final? Esa tasa la van a pagar los pequeños inversores, que destinan a la bolsa sus ahorros, ante el riesgo de otras inversiones y ante la nula rentabilidad de los depósitos bancarios.
          Ya sé que algunos van a decir ¡que paguen!, al fin y al cabo, no dejan de ser «unos capitalistas». Vale, pero es que los que destinan una pequeña parte de sus ahorros a contratar un Plan de Pensiones pensando en su vejez también, de forma indirecta van a pagar dicha tasa y los pequeños ahorradores que invierten en fondos de inversión, también. Es decir, los ricos, como siempre la esquivan y, como siempre, la pagan los pobres y la clase media trabajadora.
      Hasta aquí, dirán ustedes, que yo puedo decir misa, pero el gobierno va a recaudar mas que antes. Bien, ahora explico por que es ruinosa esta tasa, para la recaudación del Estado.
       Miren ustedes, hasta ahora, cuando un inversor veía una cierta revalorización de su inversión, a pesar de las comisiones bancarias y los gastos del operador de la bolsa y el corretaje, decidía vender y materializar «su beneficio». De esa forma, el inversor, afloraba fiscalmente esa cantidad que sumaba a la base imponible de sus «otros ingresos», elevando así dicha base imponible y repercutiendo fiscalmente, no solo en el beneficio, sino en la totalidad de sus ingresos. La repercusión «media» de esa plusvalía suponía, aproximadamente, un 30 o 35% de la misma. Pues bien, a partir de ahora, muchos de los inversores/ahorradores van a aplazar la materialización del beneficio, no van a vender, esperarán a que «caíga este Gobierno» y no se va a recaudar ni la Tasa Tobin, ni el impuesto de plusvalía. Aparte que, al reducirse la actividad bursátil, se van a destruir muchos puestos de trabajo en el sector financiero, que también dejaran de pagar IRPF y empezará a cobrar desempleo.
        A esto es a lo que nos lleva un mal gobierno. A la ruina.

Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos.
Platón.


viernes, 11 de enero de 2019

POPULISMOS: DE LA DEMOCRACIA A LA DEMAGOGIA. Desde la antigua Grecia a la política actual

Sabemos que la democracia nació en la antigua Grecia, concretamente en la Atenas de Pericles.
  Desde su mismo nacimiento adoleció de los mismos problemas actuales y de las mismas amenazas. Los problemas de financiación y de recaudación de impuestos hacían que el «sistema» se resintiera o se desvirtuara y que aparecieran amenazas para la supervivencia de la democracia, unas veces de forma mas o menos violentas o por la fuerza (tiranos) y otras por la palabra, por la demagogia y el populismo.
 Decía Aristóteles, «los tiranos empiezan siendo demagogos y acaban en tiranos por ser militares[1]; tras las reformas de Clístenes, se desarrolla la retórica y aparece una nueva generación de políticos, capaces de engatusar al pueblo con la palabra. Ya no necesitarán las armas.
 Sabemos que la Democracia en Atenas era directa y asamblearia, una especie de continuo referéndum que además se ejercía «abierta y públicamente», salvo algunas decisiones graves que afectaban a la libertad o la vida de las personas, como la condena al «ostracismo». Este fue el mecanismo mediante el que Pericles y otros políticos de la época se deshacían de sus oponentes. Como vemos, no hay nada nuevo bajo el sol. En la actualidad todos los populismos de izquierda o derecha (Podemos, Frente Nacional, Maduro, Trump, etc…) recurren a este tipo de «democracia participativa» directa (también Pedro Sánchez en las primarias del PSOE) como si se tratase de un ideal de participación, siendo, en realidad, una vía de desnaturalización de la «democracia representativa moderna» y la mejor forma de sometimiento de una organización a la voluntad del líder. 
 Al igual que en la actualidad, en Atenas hace mas de dos mil años, Pericles y compañía estableció la «Democracia radical» y era el poder de convicción del líder, del orador, el que movía a las masas a favor de sus propuestas y decisiones. Este juego «democrático» simplemente consistía en que «las mayorías» pasaban por encima de «las minorías» sin criterios morales o de principios, solo importaba la cantidad de votos. De esta forma, los lideres inician una competición de «ofrecimientos» de prebendas (no importan las ideas), convirtiendo de esta forma la democracia en una especie de tiranía colectiva.
 En ese sistema de «Democracia radical» asamblearia lo importante era «comprar» el voto de la mayor cantidad de gente, por esa razón era mas fácil y «barato» ofrecer prebendas a los pobres y además eran mas. Y todos estos «sobornos al pueblo» se pagaban con los, cada vez mas gravosos impuestos que, lógicamente, pagaban los ricos.
 Como anécdota de esto, decía ISÓCRATES: «era mejor ser pobre que rico. El rico era el enemigo del Estado. Los criminales gozaban de menores penas y eran menos perseguidos que los ricos”.
 Así, en esta época, la Asamblea (Ekklesía) había adquirido un poder tiránico a causa de los oradores (oligárquicos o populares) que se dedicaban a atacarse unos a otros, abusando de la calificación de delitos como alta traición o corrupción.

 He narrado estos hechos históricos para que veamos que poco hemos avanzado ni aprendido en 2.500 años. Ya entonces había un Pablo Manuel Iglesias (Cleón), había un Vox. Cuando Clístenes estableció el principio de «todos somos iguales ante la Ley» fue un importante avance, incluso para hoy en día, pero ya entonces llegó Cleón y el resto de demagogos y olvidaron las ultimas palabras para manipular al pueblo, diciéndoles que había que quitar todo a los ricos porque «todos somos iguales» en una especie de incipiente comunismo. Con esa idea se abrió la veda para matar a los ricos u obligarlos a expatriarse y repartirse sus bienes, entre el pueblo y el Estado. Esto llevó a los atenienses y a Atenas a la mayor ruina de su Historia y a su práctica desaparición, hasta convertirse en súbditos de los atrasados «macedonios».

 Mi última reflexión es una simple pregunta. ¿Hemos aprendido algo de la Historia?

Luis Faraco Roldán


[1]Aristóteles, Política, 1305 a.