lunes, 7 de abril de 2025

TRUMP, SÁNCHEZ Y LA AUTARQUÍA.

 




 Ya he manifestado en alguna ocasión que el "estilo político" de Trump se identifica mas con Sanchez que con Abascal, aunque les pese a ambos.


 Esa forma de despreciar las resoluciones judiciales, de nombrar y beneficiar a sus familiares y de hacer "puestas en escena" totalmente vacías de contenido práctico, simplemente para quedar bien ante las cámaras, son muy parecidas en Trump/Sanchez. El desprecio y cuestionamiento de los resultados electorales, si le son adversos, llegando a subvertir el resultado, es otra coincidencia "peligrosa". Y ambos son narcisistas, necesitados del aplauso constante, aunque sepan que es falso, condicionado o comprado. Para ellos no importa, solo importa el aplauso a "su persona" y también su preocupación de "¡como van a pasar a la Historia"!.


 En cuanto a lo económico, también tienen cierto parecido, desde el punto en que mienten con desparpajo, manipulan los datos a su antojo, algunas veces inventados directamente y tratan de "elegir" a los periodistas y los medios "de su cuerda" para responder a preguntas "dopadas", al mismo tiempo que silencian y asfixian a los medios de comunicación libres e independientes.


 Pero, en lo económico, se parece mas al Franco de la posguerra civil española y su modelo económico: LA AUTARQUIA, que se puede traducir como "autosuficiencia" y es la antítesis del Liberalismo Económico, razón por la cual ha sido implantada, siempre con estruendoso fracaso, por ideologías populistas, de izquierda o ambas cosas a la vez. Entre las populistas de derecha, encontramos ciertas etapas del peronismo argentino, el franquismo de los primeros años y el trumpismo, ahora.


 Pero, como digo, quienes mas han utilizado este sistema económico/ideológico han sido regímenes de izquierda y anarquistas (socialismo africano, anarcosindicalismo, comunalismo, comunismo consejista, etc.).


 Los "autarquícos" abogan por la autosuficiencia económica con la pretensión de reducir o eliminar las influencias políticas, culturales o económicas, perniciosas segunda ellos, y promover la paz y un nuevo orden mundial. Contra ellos, la inmensa mayoría de economistas y organismos internacionales defienden el "libre comercio" y la eliminación de barreras proteccionistas, como los aranceles y otras leyes defensoras de sectores económicos nacionales, ya que estas medidas son negativas para el crecimiento económico y el bienestar.


 La "autarquía" es una respuesta al aislamiento económico, como le ocurrió al franquismo durante la Segunda Guerra mundial con el bloqueo de los Aliados, o conduce al aislamiento económico, como le ocurrió a Albania, China, etc... con la implantación del comunismo maoísta. Como se sabe, en todos sitios fracasó y se tradujo es mas hambre y escasez, así como el "estraperlo" (contrabando de mercancías) y la economía sumergida.


 Por ello, es un contrasentido anacrónico que el país mas liberal del mundo, donde se produjo la primera Revolución Liberal triunfante, en 1776, con la Declaración de Independencia americana, cuya Constitución fue la antesala de la Declaración los "Derechos del Hombre y del Ciudadano" en la Francia de 1789, este dando un paso atrás con las medidas adoptadas por un Presidente totalmente fuera de control, al que no va a tardar mucho en abandonar sus mas fieles apoyos empresariales. Entonces se verá si se pliega y se retracta o inicia una huida totalitaria "hacia adelante" de funestas consecuencias para el mundo, empezando por los propios norteamericanos.


 Inicialmente, estas medidas buscaban un efecto en la economía, con una crisis "provocada" para forzar a la Reserva Federal (organismo independiente) a bajar los tipos de interés que sirvieran para refinanciar la mastodóntica Deuda Pública de aquel país. El problema es que la Reserva Federal sabe que a corto plazo esos aranceles van a provocar una subida de la inflación a la que solo se puede hacer frente con subidas, en vez de bajadas, de los tipos de interés. Por lo tanto, estas medidas, si persisten en el tiempo mas de unos meses pueden suponer una "Tormenta Perfecta" para la economía y el comercio mundial, ya que algunos países, entre ellos China, van a tener que responder con medidas similares de subidas de aranceles, en lo que será el inicio de una Guerra que nadie sabe como puede acabar y con que consecuencias. Algunos tienen en la mente el Crack de 1929.


 Ojalá que economistas e historiadores hagan reflexionar a este Presidente "atípico" y consigan redirigirlo hacia lo razonable.


Luis Faraco

domingo, 6 de abril de 2025

LA COBARDÍA DE LOS PEQUEÑOS DICTADORES LOCALES.

 





 Desde siempre los dictadores han interpretado el apoyo del pueblo, bien sea en forma de voto o de victoria revolucionaria o militar, como una carta blanca para eliminar a sus “adversarios políticos”.


 En los últimos tiempos “de democracia” estos dictadores no solo no han desaparecido sino que se han multiplicado y modificado sus métodos.


 Antes de la era de internet utilizaban a “su tropa de estómagos agradecidos” para sembrar de octavillas y pasquines, con nocturnidad y cobardia, las calles del pueblo, atacando y calumniando a los que “decían la verdad” a cara destapada y pecho descubierto. Era su forma de pintar la “diana etarra” para que sus esbirros supieran a quien atacar con los peores medios, incluso amenazando su vida y la de sus hijos. No tenían, ni tienen, límites en su odio y rencor, hacia todo el que les hace ver sus propias miserias.


 Hoy, gracias a las RRSS y a internet, es todo más inmediato, barato y eficaz. Hoy, se le llama “cancelar” a la eliminación del adversario político, que es un eufemismo de “asesinar socialmente” a la persona.


 Distintos medios pero la misma cobardía, el mismo complejo de inferioridad, el mismo odio y rencor social. En definitiva estos “dictadorzuelos corruptos” siguen existiendo porque utilizan el populismo que ofrece y promete “soluciones sencillas” a problemas complejos y saben jugar con la ambición y el “espíritu de vasallo” de una mayoría.


 Estos totalitarios son un cáncer que la sociedad tiene que extirpar de la vida pública. Nos va el futuro, e incluso la vida, en ello.